Comenzó estudiando en
Valencia becado por la BDT entre los años 1947-1952, siendo en ese último año
cuando se trasladaría a Madrid, ciudad en la que continuaría con su formación
hasta 1957. Entre los veranos 54 y el
56, realizó estudios en la academia de Chigiana de Siena.
Angelo Franceso Lavagnino
(1909-1987), fragua su estilo en la melodía, la música popular, la expresividad
y la calidez de lo sencillo. Como buen compositor italiano puso música a todo
lo que se le puso por delante componiendo así la primera filmografía enorme, que abarca desde
el péplum y el expagueti western, hasta las películas de aventuras, ciencia ficción,
y demás, de estas producciones, destacan “Campanadas a media noche! Y “La regenta”.
Antón García Abril comienza en
el cine en el año 1959, siendo todavía estudiante
en Madrid, cuando José Mª Belloch, que se estaba rodando en Albarracín “Torrepartida”,
lo recomendó a su director, Pedro Lazaga, para que compusiera la música. Algunas
de las películas en las que colaboró fueron “Las muchachas de azul” 1957, “Los tramposos”
1959, Los económicamente débiles”, “La ciudad no es para mi”, etc. Algunas de
ellas tan famosas como “La fiel infantería” con la que obtiene el Premio
Nacional del Sindicato de 1959, galardón que volvería a conseguir en 1968 con
otra película de Lazaga “No le busques tres pies”. Volvería a ganarlo en 1975 con “Los pájaros de
Baden”, de Mario Camus. Pero Antón no solamente se dedicó a un tipo concreto de
cine, pues tuvo bastante que ver también en la comedia popular, a lo largo de la década de los 60, puso música a diversas películas, desde “La
ciudad no es para mi” a toda la filmografía de Francisco Martínez Soria con
Lazaga: “¡Qué hacemos con los hijos!”, “El turismo es un gran invento”, “Abuelo
made in Spain”, “El padre de la criatura”, “El abuelo tiene un plan”, “El
alegre divorciado”, “Estoy hecho un chaval”, y “Vaya par de gemelos”. Pero sin
duda, “Abuelo made in Spain”, una de las películas que más me han gustado hasta
el momento, contiene un tema clave y
otro de resonancias jazzísticas en un trabajo musical que se pone al servicio
de una comedia costumbrista.
Del Dabadismo, caben
destacar las siguientes películas: “Sor Citroën” 1967 en la que se interpreta
un Dabadá típico del momento; “El turismo es un gran invento” 1968; “Crimen
imperfecto” 1970; “Verano del 70” 1971; “Vente a Alemania, Pepe” 1971.
Antón García Abril, llevó a
cabo la composición de música para otras muchas películas, como fueron “Tierra
Brutal, rodada en EEUU y dirigida por Michael Carreras, en la que se observa
una gran influencia americana sobre el compositor, o “Adiós, Texas” Western en
el que se observa la influencia de Ennio Morricone, dado que la música
caracteriza al paisaje.
En cuanto al cine policial, ya para mediados de los años 60 García Abril pondrá
música a dos filmes de la productora zaragozana Moncayo Films “El rostro del
asesino” 1965, de Pedro Lazaga; “Culpable por un delito” 1966, del aragonés
José Antonio Duce. Seguido al cine policial, y siguiendo por una línea
semejante de composición, García
Abril se inicia en el cine de terror hispánico, de principios de los 70 ante la
posibilidad de experimentar nuevos caminos, o formas de música cinematográfica
utilizando primitivos sintetizadores y medios electrónicos por los cuales
destacó fuertemente. El Perro (1976),
es un caso de perfecta adaptación de la banda sonora a la acción de una
película, este género de aventuras, se ve plasmado de manera muy carismática
por el uso de su música eléctrica, por medio de la cual trata de integrar
distintos elementos y lenguajes con el fin de adecuarse a las necesidades
dramáticas de cada secuencia, y del contexto social y geográfico en el que se
desarrolle el relato. Por ello, la banda Sonora de El Perro alberga cuatro tipos de instrumentación, como son los elementos
sinfónicos (cuerda, viento, piano), elementos de música ligera (guitarras y
bajos eléctricos, baterías, bongos, gongs, etc.), electrónicos (teclados,
efectos, ecos…) y “étnicos” (guitarra española y flautas andinas). Otra de las
obras, El Crimen de Cuenca posee una
partitura de aires neutros e inquietantes, que sólo aparece en breves momentos del film,
al comienzo y final del relato, con la representación del romance, se oye la
zanfona como instrumento asociado. Se trata de una música que ensalza el tono
procesal, frío y administrativo dominante en la historia, provocando un efecto
un tanto especial, hasta el punto de que la música se fusiona de tal forma con
la acción que termina por darle énfasis y simbolizándola. Una película muy
destacada, también fue La Colmena (1982), que incluye una banda sonora de sintonía
melódica tristes, dominada por un saxo con apoyo de cuarteto de cuerda que dan
lugar a una melodía nostálgica y efímera
que muestra la deprimente posguerra que retrata la película. Esta producción se
divide en cinco secuencias además de la apertura y cierre, en las cuales, la
sintonía, aparece reflejada únicamente en momentos tensos que contienen un
clima de fuerte carácter dramático. Pero sin duda, y a mi juicio el mejor
proyecto de Antón García Abril fue el trabajo realizado en el film Los Santos
Inocentes (1984) cuya banda sonora se compone de dos fines, que poseen una
tonalidad de carácter triste y melancólico que sirve a García Abril para
mostrar las penurias y la dureza de la vida que se muestra en el film. El
primero, se trata de una composición
desarrollada a partir de percusiones y sonidos experimentales, asociada a la
relación entre Azarías y la “milana bonita” (búho que hace compañía al Azarías,
y por quien este último siente una profunda admiración) que aparece siempre
cuando ambos interactúan enmarcando la escena final del ahorcamiento, en esta
escena, el rabel, juega un papel importantísimo en la sintonía, pues da pie a insinuar
la tragedia de esa España clasista y subdesarrollada.
En Requiem por un campesino español (1985), se trabaja una música que incluye sonidos
aragoneses y se hace patente en el momento de mayor intensidad dramática. Esta
banda sonora es, junto con la de la serie “Ramón y Cajal” la más aragonesa, no
solo por su inspiración en la jota, el estilo aragonés por excedencia sino por
la colaboración de la rondalla “Alegría” de Alcañiz. En esta producción,
podemos apreciar diferentes instrumentos como pueden ser castañuelas, el laúd,
la guitarra o el guitarrico que dan un toco característico. Y para concluir con
las bandas de películas, cabe destacar la banda sonora de Monsignor Quixote que aguarda la consecución
del premio “The music Retarles Association Annual for Excelencce”, siendo
elegida junto a otras de Jhon Barry ,
Jhon WillIams o Maurice Jarre, para ser interpretado por la orquesta
filarmónica de Londres en Albert Hall. Se trata de una adaptación de la novela
homónima de Graham Thames Television.
En
cuanto a las series en las que García Abril colaboró con su talento para
producir diversas bandas sonoras, sobre salen las que fueron emitidas por la
televisión: Durante los años 70 la TVE vive su máximo esplendor y lleva a cabo
una intensa labor de producción propia, basada en programas de talante dramático, en este
tiempo, García Abril va ha encontrar una libertad creativa enorme, observará y
tendrá la posibilidad de desarrollar y explotar al máximo su talento, tal y
como se refleja en series de la talla de El
Hombre y la tierra, cuya sintonía permanece en la memoria y el
imaginario colectivo de los españoles, con sus inolvidables percusiones y
flautas , su aire exótico y su gran potencia dramática. La presentación de cada
capítulo es una sucesión de pequeñas obras maestras, en la cuales la música contribuye
a la humanización de los animales. La serie Fortunata
y Jacinta supone todo mito, ya que se trata de una de las primeras
superproducciones directas basadas en una novela de adaptada para la TV. El
fenómeno Santiago Ramón y Cajal
(1982), se basa en un guion del aragonés Santiago Loran, pero dirigida en este
caso por José María Forqué. Se trata de una biopia, que abre el camino para otras
muchas que vendrían en adelante. La
serie estructura su melodía tomando como
base un tema principal con aire aragonés, para homenajear. Anillos de Oro, alberga también un contenido dramático, que incluye
guiones de Ana Diosdado y dirigida por Pedro Masó. La cabecera musical fue
bastante reconocida, ya que se trata de una partitura sinfónica con un fino y
delicado sentido de la melodía, que goza de adaptaciones peculiares para todos
y cada uno de los capítulos.